Hemos aprendido muchas cosas sobre Dios, pero no hemos descubierto cómo vivir con Él. Es excepcionalmente normal decir "Voy a percatarme un poco de la voluntad de Dios", sin embargo no es tan normal decir "Voy a conversar con Dios para entender lo que Él quiera que haga". Es ordinario decir "Me encantó la reunión de la congregación hoy", sin embargo no es tan típico decir "Hice algunos recuerdos extraordinarios con Dios hoy", es reconocido para mí decir "Leí, canté y me abstuve para Dios" sin embargo no es tan reconocido para mí decir "Hablé, reí y fui con Dios". Lo primero es religión, lo segundo es una realidad que necesitamos.
Considera algo: si no hubiera religiones, ni casas de culto, ni libros... ¿podríamos conocer a Dios? la respuesta adecuada es sí.
Jesús vino a la tierra y declaró una relación Padre-Hijo con nuestro Creador, fue claro, compacto, y lo más asombroso: nunca guió a sus seguidores a seguir una religión específica existente, sustancialmente menos a establecer "otra", sólo nos impartió algo que no existía hasta ese día: la realidad con respecto a Dios. El individuo tendría, por fin, la posibilidad de llegar a la realidad entre esas innumerables y antiguas corrientes estrictas. No se trataba, en este punto de fariseos, saduceos o herodianos, sin embargo de DIOS. No se trataba, en este punto, de clérigos, "seres divinos" o capillas, sino de DIOS. Era el reinicio ideal. Sin embargo, algo ocurrió. La persona introdujo de nuevo sus consideraciones humanas en la condición, y por cuestiones como "el número de reventones judíos debemos seguir celebrando" o "cuánto tiempo siete días debemos recordar la cena celestial", empezaron a surgir divisiones cristianas que hoy han dividido de nuevo la realidad de Jesús, haciendo que hoy se hable de "entendimientos" y "convicciones", en lugar de JESÚS. Esa es la razón por la que los individuos dicen directamente "mi congregación dice...", "mi religión dice..." o "yo acepto ese ....", en lugar de "JESÚS DICE". Cambiamos la VERDAD por las religiones de hecho.
Dios no es la religión. ¿De qué me serviría conocer una religión si no conozco a Dios? Podría sentirme como un "gran individuo" o incluso "sentirme prevalente" ante miles de personas a causa de mis convicciones, pero al final me quedaría corto en lo importante, en lo brillante, en lo poco común: conocer a DIOS.
Para conocer a Dios, la persona debe lograr algo sobrenatural: no recordar sus convicciones sobre Él.
¿Entiendes lo que impedía a los jefes fariseos ver quién era realmente Jesús? sus convicciones. Su religión no creía concebible ser hijo de Dios. ¿Entiendes lo que ayudó a Pedro, Juan y Mateo a ver quién era realmente Jesús? que ellos CONOCÍAN a Jesús... sin religión. Ese era el problema que los individuos tenían con Jesús. Él era DIFERENTE. El se recuperaba cuando debía arreglarse. Hizo las cosas de la manera en que no debían ser terminadas. Jesús utilizaba estrategias excéntricas, y eso asustaba a los individuos estrictos que previamente tenían a Dios asegurado en una enseñanza de la que era incapaz de moverse.
Debemos ser severamente legos: los fariseos no eran "terribles", eran realmente estrictos. Eran leales, y dedicados a lo que aceptaban, lo mismo que un gran número de individuos hoy en día. La cuestión es que Dios no es una idea o un montón de reglas a seguir, y en la remota posibilidad de que un día Él invente algo diferente a lo que se espera basado en lo que es ordinario la psique estricta consecuentemente lo marca como "solapado", "satánico" o "impío", ¿crees que si Jesús volviera de nuevo hoy los individuos lo reconocerían ya que definitivamente conocen la "nueva confirmación"? no, lo más probable es que lo ejecutarían de nuevo argumentando que Él "no es de Dios" ya que no haría las cosas como suponemos que debería hacerlas. Estoy seguro de que si Jesús volviera a mostrarnos a Dios una vez más, habría que componer una "confirmación demasiado nueva" que "anulara" la "nueva confirmación", y eso haría que millones gritaran que es una impiedad.
Imaginemos un escenario en el que un día Dios necesite reírse en lugar de llorar, consideremos la posibilidad de que un día Dios no quiera hacer maravillas, imaginemos un escenario en el que un día Dios elija hacer otro Pentecostés pero esta vez con lluvia de arena sobre nuestras cabezas y no con llamas de fuego sobre nuestras cabezas. Dios es un ser vivo, no una idea que podemos bordear y sentirnos seguros de cómo responderá toda la vida. Él piensa, siente y actúa. En el momento en que lo necesita, donde lo necesita y como lo necesita. Él es DIOS no una religión.
Considera algo: si no hubiera religiones, ni casas de culto, ni libros... ¿podríamos conocer a Dios? la respuesta adecuada es sí.
Jesús vino a la tierra y declaró una relación Padre-Hijo con nuestro Creador, fue claro, compacto, y lo más asombroso: nunca guió a sus seguidores a seguir una religión específica existente, sustancialmente menos a establecer "otra", sólo nos impartió algo que no existía hasta ese día: la realidad con respecto a Dios. El individuo tendría, por fin, la posibilidad de llegar a la realidad entre esas innumerables y antiguas corrientes estrictas. No se trataba, en este punto de fariseos, saduceos o herodianos, sin embargo de DIOS. No se trataba, en este punto, de clérigos, "seres divinos" o capillas, sino de DIOS. Era el reinicio ideal. Sin embargo, algo ocurrió. La persona introdujo de nuevo sus consideraciones humanas en la condición, y por cuestiones como "el número de reventones judíos debemos seguir celebrando" o "cuánto tiempo siete días debemos recordar la cena celestial", empezaron a surgir divisiones cristianas que hoy han dividido de nuevo la realidad de Jesús, haciendo que hoy se hable de "entendimientos" y "convicciones", en lugar de JESÚS. Esa es la razón por la que los individuos dicen directamente "mi congregación dice...", "mi religión dice..." o "yo acepto ese ....", en lugar de "JESÚS DICE". Cambiamos la VERDAD por las religiones de hecho.
Dios no es la religión. ¿De qué me serviría conocer una religión si no conozco a Dios? Podría sentirme como un "gran individuo" o incluso "sentirme prevalente" ante miles de personas a causa de mis convicciones, pero al final me quedaría corto en lo importante, en lo brillante, en lo poco común: conocer a DIOS.
Para conocer a Dios, la persona debe lograr algo sobrenatural: no recordar sus convicciones sobre Él.
¿Entiendes lo que impedía a los jefes fariseos ver quién era realmente Jesús? sus convicciones. Su religión no creía concebible ser hijo de Dios. ¿Entiendes lo que ayudó a Pedro, Juan y Mateo a ver quién era realmente Jesús? que ellos CONOCÍAN a Jesús... sin religión. Ese era el problema que los individuos tenían con Jesús. Él era DIFERENTE. El se recuperaba cuando debía arreglarse. Hizo las cosas de la manera en que no debían ser terminadas. Jesús utilizaba estrategias excéntricas, y eso asustaba a los individuos estrictos que previamente tenían a Dios asegurado en una enseñanza de la que era incapaz de moverse.
Debemos ser severamente legos: los fariseos no eran "terribles", eran realmente estrictos. Eran leales, y dedicados a lo que aceptaban, lo mismo que un gran número de individuos hoy en día. La cuestión es que Dios no es una idea o un montón de reglas a seguir, y en la remota posibilidad de que un día Él invente algo diferente a lo que se espera basado en lo que es ordinario la psique estricta consecuentemente lo marca como "solapado", "satánico" o "impío", ¿crees que si Jesús volviera de nuevo hoy los individuos lo reconocerían ya que definitivamente conocen la "nueva confirmación"? no, lo más probable es que lo ejecutarían de nuevo argumentando que Él "no es de Dios" ya que no haría las cosas como suponemos que debería hacerlas. Estoy seguro de que si Jesús volviera a mostrarnos a Dios una vez más, habría que componer una "confirmación demasiado nueva" que "anulara" la "nueva confirmación", y eso haría que millones gritaran que es una impiedad.
Imaginemos un escenario en el que un día Dios necesite reírse en lugar de llorar, consideremos la posibilidad de que un día Dios no quiera hacer maravillas, imaginemos un escenario en el que un día Dios elija hacer otro Pentecostés pero esta vez con lluvia de arena sobre nuestras cabezas y no con llamas de fuego sobre nuestras cabezas. Dios es un ser vivo, no una idea que podemos bordear y sentirnos seguros de cómo responderá toda la vida. Él piensa, siente y actúa. En el momento en que lo necesita, donde lo necesita y como lo necesita. Él es DIOS no una religión.
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